Como abuelo que soy, sé que los chicos piensan que necesitan todas las cosas en el mundo, pero eso está muy lejos de ser verdad. Todos los días parece que quieren más y más. No entienden la importancia del trabajo en el mundo. Yo he trabajado cada día, de cada semana, de cada año, desde que era un niño. Nunca tuve otra opción. Eso es a lo que estoy acostumbrado. Pero ellos, desde que eran muy pequeños, se echaron a perder. Todos los días necesito alimentar a los animales, especialmente al cerdo, porque dependemos de él para vivir. Los niños tienen que aprender a hacer el trabajo, tienen que traerle comida. Las cosas más valiosas en la vida no son fáciles de obtener o mantener. Les grito mucho porque necesitan saber lo importante. Y yo sé que no me perdonan lo que hicimos para alimentar al cerdo.
Ahora, cuando camino al corral de los animales y les pido que me ayuden, pero no escuchan. Nunca escuchan. Nunca. Me dicen que soy una mala persona porque quiero el control y los castigo, pero es importante que me ayuden y me escuchen. Si una persona no tiene experiencias difíciles, no aprenderá nada importante. Y ese perro vagabundo, con el que jugaban, ya no servía para nada, era mejor… para el cerdo.
Sé por eso quisieron vengarse. Y así, un día cuando estaba en el corral, los dos niños se reunieron y me empujaron al fondo. Sucedió tan rápido. Caí al suelo y no tuve mucho control de nada. Después de eso, todo ocurrió muy rápido y no puedo recordar mucho. No sé qué hora era. Todo ocurrió en un segundo. No sé exactamente cuánto tiempo había pasado mientras estuve en la oscuridad del corral. Se sentió como una eternidad. La única cosa que podía oír era el sonido del cerdo… mi cerdo. Mi cerdo no era muy agresivo, pero cuando estábamos en el mismo espacio, parecía muy enojado. Después de mucho tiempo, pude escapar del corral a la luz del día. Los niños no estaban a la vista.
Ojalá tuviera más tiempo en mi vida, pero ahora es demasiado tarde. Mis métodos los han afectado claramente. Si es para bien o para mal, no lo sé exactamente. Nuestra comida y supervivencia es más importante que la comodidad de ellos. No tengo más tiempo para mostrarles cómo ser hombres. Ahora, todo está oscuro. Para mí y para ellos.
Ellos necesitan un hombre muy fuerte que pueda enseñarles las lecciones importantes en la vida, porque no tienen ninguna otra figura que los cuide. No tienen a nadie. Es una lástima. Es una gran responsabilidad, pero es mi responsabilidad. Lo que más molesta es que no están agradecidos por mis acciones. Entro en una niebla de confusión y decepción. No quiero ser solo un mal recuerdo para ellos pero, ahora, no depende de mí que me llamen “el cerdo”.